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domingo, 25 de diciembre de 2016

Manos a la Coima ( quincuagésimo primer dominical 2.016)

Manos a La Coima




www.jorgemoncada.co 
La coima para la clase política colombiana es la parte ovoide del cuerpo que se aposenta sobre el cuello. Allí se incuba un deseo insaciable: el lucro impúdico.

“Quietos en primera”, desmonte la reforma tributaria. La clase política colombiana no tiene autoridad moral para subir impuestos y no bajar gastos de funcionamiento. El Estamento político ostenta los más altos niveles de corrupción de la vida republicana. Las diferencias ideológicas de los actores políticos se dirimen o se resumen en prebendas, chantaje, o encochinamiento de ida y vuelva. La competencia del villano perfecto: el reto consiste en: Quién es él más afinado timador, embaucador, estafador, ladrón y embustero.

El despilfarro, los gastos excesivos en publicidad, el clientelismo y la burocracia salen caros para los contribuyentes. Las demandas al Estado y las perdidas por improvisación de ejecuciones, sobrecostos;  facturan billones.  

Intrínseco en el desempeño político y culturalmente aceptada es la  “mermelada” (coima, chantaje, extorsión, cohecho), son parte del ADN de la clase política y los gobiernos. Un ejemplo In-roburizado es el gobierno Santos, que se inventó el término “mermelada” para repartir coimas a cambio de votos estratégicos en  órganos colegiados cómo Concejos, Asambleas y Cámara y Congreso de la Republica. A cambio de obras regionales financiadas con dineros del sistema nacional de  “regalías” del petróleo o los llamados en el bajo mundo: cupos indicativos para inversión regional de los parlamentarios.

 Con la frase: “lo malo de la rosca es no estar en ella”, los nuevos funcionarios con méritos o sin ellos, enfrentan la prueba trascendental del libre albedrío. Deben escoger entre: seguir sin tropiezos la carrera administrativa, aceptando la “mermelada, ají, coima” cómo quiera llamarla o no entrar a la “rosca” de la de-meritocracia y decidir no untarse de corrupción. Dando un paso al costado, antes de profundizar las insinuaciones de cohecho y por prudencia evitando el –hecho-, de quienes son participes del desangre del Estado.

Asomarse al engranaje institucional, funcionamiento, y prácticas políticas da escozor o gozo. No hay punto intermedio, o es de “la rosca” o le amellan la tuerca.

Tampoco sirve denunciar o pedir legislación anti-corrupción. “Todo lo que diga podrá ser usado en su contra”.

Por eso, debemos decirle a la clase política, ‘manos a la coima’, y apoyar, publicar y reproducir las noticias sarcásticas, inventadas y virales del imaginario colectivo, de la “postverdad”, de los emberracados.

Los medios de comunicación tradicionales están hackeados por las redes sociales, perdieron la batuta de la información y no tragamos entero. Sino que hacemos tragar la inutilidad del monopolio informativo que llevó al mundo a la situación actual.


En homenaje a muchos mártires del libre discurso, conocimiento público y libertad de internet (creative commons). No pido  un minuto de silencio, sino una eternidad compartiendo (sharing). 

Jorge Enrique Moncada Angel 

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