Manos a La
Coima
www.jorgemoncada.co |
La coima para la clase política colombiana es la parte
ovoide del cuerpo que se aposenta sobre el cuello. Allí se incuba un deseo insaciable:
el lucro impúdico.
“Quietos en primera”, desmonte la reforma tributaria.
La clase política colombiana no tiene autoridad moral para subir impuestos y no
bajar gastos de funcionamiento. El Estamento político ostenta los más altos
niveles de corrupción de la vida republicana. Las diferencias ideológicas de
los actores políticos se dirimen o se resumen en prebendas, chantaje, o
encochinamiento de ida y vuelva. La competencia del villano perfecto: el reto consiste en: Quién es él más afinado timador, embaucador, estafador, ladrón y embustero.
El despilfarro,
los gastos excesivos en publicidad, el clientelismo y la burocracia salen caros
para los contribuyentes. Las demandas al Estado y las perdidas por
improvisación de ejecuciones, sobrecostos; facturan billones.
Intrínseco en el desempeño político y culturalmente
aceptada es la “mermelada” (coima,
chantaje, extorsión, cohecho), son parte del ADN de la clase política y los
gobiernos. Un ejemplo In-roburizado es el gobierno Santos, que se inventó el
término “mermelada” para repartir coimas a cambio de votos estratégicos en órganos colegiados cómo Concejos, Asambleas y
Cámara y Congreso de la Republica. A cambio de obras regionales financiadas con
dineros del sistema nacional de “regalías”
del petróleo o los llamados en el bajo mundo: cupos indicativos para inversión regional
de los parlamentarios.
Con la frase:
“lo malo de la rosca es no estar en ella”, los nuevos funcionarios con méritos
o sin ellos, enfrentan la prueba trascendental del libre albedrío. Deben escoger
entre: seguir sin tropiezos la carrera administrativa, aceptando la “mermelada,
ají, coima” cómo quiera llamarla o no entrar a la “rosca” de la de-meritocracia
y decidir no untarse de corrupción. Dando un paso al costado, antes de
profundizar las insinuaciones de cohecho y por prudencia evitando el –hecho-, de
quienes son participes del desangre del Estado.
Asomarse al engranaje institucional, funcionamiento, y
prácticas políticas da escozor o gozo. No hay punto intermedio, o es de “la
rosca” o le amellan la tuerca.
Tampoco sirve denunciar o pedir legislación
anti-corrupción. “Todo lo que diga podrá ser usado en su contra”.
Por eso, debemos decirle a la clase política, ‘manos a
la coima’, y apoyar, publicar y reproducir las noticias sarcásticas, inventadas
y virales del imaginario colectivo, de la “postverdad”, de los emberracados.
Los medios de comunicación tradicionales están
hackeados por las redes sociales, perdieron la batuta de la información y no
tragamos entero. Sino que hacemos tragar la inutilidad del monopolio
informativo que llevó al mundo a la situación actual.
En homenaje a muchos mártires del libre discurso,
conocimiento público y libertad de internet (creative commons). No pido un minuto de silencio, sino una eternidad compartiendo
(sharing).
Jorge Enrique Moncada Angel
No hay comentarios:
Publicar un comentario