El gran perdedor en Cuba, es el campesino Colombiano, el montañero, el qué se guió por los valores de la conciencia colectiva, el qué trabajó duro en el momento justo, para no ser injusto con el qué trabaja siempre. Siempre sobrevivir tiene una connotación mágica, de truco, de suerte, quién despierta el azar y encasquilló la "Luger" ( pistola alemana de guerras y entre guerras). Cuál sobrevivir es el nuevo pecado, la nueva tacha, el nuevo estigma; ahora llaman ilegal el trabajo honesto, la perseverancia y la valentía ante los flagelos sociales.
"Lo tenemos vigilado""lo tenemos en la mira" frases que se repiten una y otra vez, cayendo una plasta sobre otra plasta de reformas tributarias, de impuestos a la clase media, en medio de los fenómenos del niño y la niña, pidiendo ser competitivos en la incompetencia de firmar tratados de libre comercio a lo que producimos y no a lo necesitamos.
Lo que perdemos en Cuba, es la lucha idearia, es refrendar la expropiación a los pequeños campesinos, para entregarle la tierra a las transnacionales mineras, de producción de transgénicos y la administración de todo lo público al mandato del banco mundial.
Lo que perdemos en Cuba, es tomar todo lo anterior para darle mandato al oligopólio, dueños de la misma guerra.
Lo que perdemos en Cuba, es el surgimiento de una nueva clase política, apabullada por la clase tradicional dirigente, honor-izada por el final de una guerra mediática, que ella misma se inventó.
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