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sábado, 2 de mayo de 2015

II Parte, Más Árboles, Menos Corrupción, Veo Una Sombra Ajena

Veo Una Sombra Ajena

Frente a mis ojos, tengo una  clínica oftalmológica, dicha clínica, antes de ser construida, era una residencia  de honorables Cartagüeños, aquellos que no necesitaban "gafas" para discernir entre la  miopía de cortar un árbol y el astigmatismo de no reponerlo. Dos hermosos almendros  y prados verdes, daban sombra y frescura  a la residencia,  con la construcción de la clínica, los almendros fueron talados y los prados cubiertos de cemento, allí  se erigió un edificio con estilo Bauhaus, con toques minimalistas  y un error visual, al  hacer  monumento a electricistas, con la fuente eléctrica, la cual recibe a  visitantes, con su fea  presencia. 
  
La idea no es “ver la viga”  con ubicación errónea de la fuente,  pero sí ver, el mal  uso del cobijo de los árboles, que están frente al edificio. Por la ausencia de los mismos, todos los pacientes, parquean sus motos, carros, bicicletas, etc...  en la sombra de los árboles aún en pie, ya que la clínica carece de techo natural arbóreo.  Recordemos que dos hermosos almendros fueron talados, con permiso o sin permiso, da lo mismo; el daño es igual y no necesitamos lágrimas artificiales, para llorar el arboricidio, pero si un poco de miel, para seguir gritando “NO PARQUEE, entrada vehicular”.

No quisiera ser injusto, ni señalar bajo sofismas, aquellos que defienden el progreso desde la tarima de la tala de árboles,  o llaman a los ambientalistas “oportunistas”, que se “rasgan las vestiduras”  en el ocaso del auxilio  de “unos arbustos” en Cartago, aunque me parece verlos llegar a la clínica oftalmológica, buscando ayuda para sus ojos, afectados por el cegador sol y parqueando sus móviles en la sombra, para que no se calienten los asientos de sus motos, evitando la molestia de sentarse en superficies calientes, que pueden generar, incomodas  afectaciones.


Al cortar los dos almendros, no solamente se afectó, la calidad de la atención a los pacientes, sino también, incomodó a todos los vecinos, que ven horrorizados, como los usuarios, huyen del sol inclemente y se refugian al ver , el cobijo, de una sombra ajena. 


Activista Ambientalista Cartago

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