El Cartel de
los Premiados
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La perversión es el principal fuego que aviva la paz.
Nunca había sucedido, que todos los representantes de las comisiones
gobiernistas de ejecución, inversión y empleo -ganadoras de contiendas
electorales- estarían alineados astralmente. En esta ocasión en el proceso de
paz finiquitado y acordado en la Habana Cuba.
Por lo general
estas comisiones manejadas regionalmente por caciques de voto comprado, dan o
quitan el apoyo al candidato presidencial afín y afecto a sus intereses. Son
islas politiqueras, que no se vinculan inter-regionalmente, por miedo a cruzar las fronteras
invisibles de peso local
de inversiones y burocracia
provincial. Este federalismo improvisado, creó una clase
política semi-feudal, semi-descentralizado y semi- virreinal.
Una de las formas para sostener la hegemonía territorial es tener una figura visible, un padrón de eje referencial, político, patronal, caudillista y
sectario. Por muchos años fueron los “duros” los que daban ordenes a lo ancho y
largo del territorio, pero con el advenimiento del narcotráfico (patrones) y el
surgimiento de carteles regionales y su posterior persecución y desarticulación.
Los nodos de poder empezaron a mutar y a transformarse en la antítesis de las sociedades cartelizadas. Empezó la conquista de escaños sociales,
políticos y gremiales, adaptándose a los nuevos requerimientos procedimentales
para ser parte del estamento político tradicional. Ahora es casi un pecado
capital, que funcionarios públicos
carezcan de carrera profesional, no
demuestren conocimientos del tema y no tengan
un discurso libreteado, llegando a tal mimetización, qué el poder de
convencimiento y argumentos, supera a la opinión pública.
Es decir, son las fuerzas vivas las herederas de los
“duros”, “patrones” y “padrinos”, son la caras que nos representan, son él
callao que nos guía y los votos decisorios en los entes colegiados de decisión
pública y privada cómo los gremios y concejos municipales.
Una característica común, y emulada por todas las comisiones politiqueras, es la entrega,
trueque, nominación, llamamiento, celebración e impulso de los premios y los
premiados.
Gremial e institucionalmente, surge una clase superior de privilegiados con
aforo social, judicial, fiscal, cuasi religioso de insospechado poder que
entrega y recibe premios, cómo escudo protector y herramienta disuasiva, que llevó al premio y
a los premiados a otra esfera muy cercana para “hacer todo lo que le da la gana”.
Este poder disuasivo, y de protección, amedrenta a todo ente de
control, de orden público, fiscalización y
vigilancia, y hace casi
inexpugnable su obrar e invisible su
responsabilidad ante cualquier irregularidad, trazada desde el premiado o
premio.
La primera manifestación del “todo está acordado”, es
el incremento de la soberbia, el brillo de dientes afilados en alcaldías, concejos, asambleas, gobernaciones,
cámara y senado. Liderados desde el poder ejecutivo.
Llegó el Amor a @ALMACENOPORTO #cartago |
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