Truco de paz,
Impuesto de Guerra
Para Fortalecer el ESMAD
Jorge Moncada Angel |
Para hablar
maravillas de la paz, están contratadas centenares de personas vía agencia de
publicidad. Una fábrica de ideas, de apoyo logístico en pro del magnánimo deseo
del pueblo colombiano de cambiar de tema, es decir, la paz no necesita
defensores.
Sin embargo, los
propios impulsadores y el sobre uso del discurso
de paz, llevó al pueblo colombiano a sacar conclusiones relacionadas con su estadio
de vida actual, una zona social, llena de conflictos. Sentimos y presentimos
los ciudadanos, un abandono por parte del Estado, con la incongruente realidad
de premiar al antisocial y castigar al cumplidor.
Resumo el sentir popular, “paz,
paz, ¿y la gente qué”?, las perspectivas de sostenibilidad, ingresos vs egresos
familiares, nos muestran un terrible desbalance en el micro cosmos de la
canasta familiar. El alza en el costo de vida, es catalizador de pequeños
conatos de inconformismo personal, que sumados al núcleo familiar, amenazan la convivencia
de las comunidades. Los centros productivos, dejan de ejercer el impulso
positivo en la dinámica macro económica, los verdaderos generadores de
bienestar, no subsidiados, ven teñido el ejercicio con la carga reformista impositiva,
impartida desde el discurso paz y posconflicto.
Está sentencia
de sacrificio a la clase media, demuestra, que la paz se hace sola, anticipa la
cuenta de cobro al desperfecto social del pragmático actor translucido, que
recibe todo con la abnegación patriótica de estar en “modo patrio” en la
resistencia y adversidad.
Nos queda
confiar en la buena fe de los elegidos democráticos, en las utópicas
manifestaciones de loables sentimientos de igual y en la fortaleza de nuestro
propio espíritu, para no caer en las provocaciones del país perdido y fallido.
Pero caigo en
razón, sí la paz necesita defensores, no es paz; sí la paz requiere de agencias
de publicidad, no es paz; sí la paz manifiesta revancha social, política o
económica, no es paz; sí la paz se construye asaltando la buena fe
del sí o el no, no es paz; sí la paz es apetito burocrático financiado con gravámenes
a la clase media, no es paz; sí la paz es el negocio de las grandes mineras, no es paz; sí la paz es el desplazamiento
de las tiendas de barrio por las transnacionales al por mayor y al detal, no es
paz.
Sí nos piden
comprar el pan y dejar de producirlo, no es paz.
La trastienda
detrás de la paz es un truco, es el régimen de la desigualdad, la revancha social, disfrazada de
neo liberalismo y libre empresa con las reglas hechas para el dueño del músculo
financiero, es la compra de conciencia con subsidios a las clases arruinadas y la ruina
al resistente trabajador a cuenta propia. Es el “pos-atraco al estado” por
cuenta de una clase política, apátrida, sátrapa y cafre.
Truco de paz impuesto de guerra para fortalecer el ESMAD.
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