La
Degradación Ambiental, Conspiración Invasiva
El quiebre espiritual de la sociedad, la supresión de
un futuro esperanzador, la implantación de un presente continuo, vivido en
angustia y la degradación ambiental son parte de una gran conspiración
invasiva.
Me siento cómo el
protagonista de una película, que viene del futuro y advierte a sus
paisanos, que están siendo víctimas de una invasión supranacional, qué deben
reaccionar o serán destruidos, por los
usurpadores que fungen de amigos y de continuar con la tendencia de
permisividad con la corrupción, serán extranjeros en su propia tierra, pagando hasta por el aire
que respiran, vía servicios públicos.
Los asaltantes advierten, que deben borrar todo
vestigio de paraíso natural en el consciente de sus habitantes, ‘antes de’, antes de la depredación ambiental total, ‘antes de’, hacer el inventario arbóreo del planeta para promover conservación y queden las riquezas naturales del territorio Colombiano
cómo capital natural para toda la
humanidad, ‘antes de’, los habitantes empiecen a defender con ahínco, páramos, ríos, humedales, océanos, bosques,
selvas de la explotación minera, ‘antes de’, el derecho al agua sea un derecho
inalienable e inembargable, ‘antes de’, la defensa de la tierra en la gran
resistencia.
Los invasores
quieren depreciar el valor del territorio para comprar barato o adquirirlo con
la simple gestión de las vías de hecho y cohecho.
Las tierras productivas y desarrolladas en Colombia,
tienen un alto valor en el contexto nacional e internacional; tanto así, que los ganaderos Neozelandéses ,
se quejan de los elevados precios para producir leche y carne en Colombia,
tomando como costo directo el precio de la tierra y reclaman a su par Colombiano,
la obligatoria necesidad de bajar esté rublo para poder hacer las inversiones
pertinentes para desarrollar el sector desde su conocimiento y praxis.
Miremos nuevamente el planteamiento invasivo: quiebre moral y material de la sociedad -quiebre moral corresponde a no tener evento
motivacional de apego por el propio terruño-, degradación ambiental, cambio
climático, locomotora minera, importación masiva de productos básicos y altos
costos de producción; la vieja técnica de comprar barato, hablando mal del
producto, dejando la sensación de hacer un favor al adquirir cañengo, al
ofertar por una tierra derruida por los pecados de sus tenedores.
Entregar las llaves del país vía acuerdos comerciales
con otros países, para establecer competencia directa de lo que producimos, con
la inadecuada premisa “libre competencia, más equilibrio estratégico para las
partes” que busca igualdad de
competencia, con la injerencia desbalanceadora para el local, preferenciando a los nuevos competidores, aceptando la suma de requerimientos
incumplibles, por la simple ineficiencia
del Estado, en materia aduanera, sanitaria y de vigilancia y control a unos
tratados qué deben ser recíprocos en materia laboral. Pues la mayoría de productos
producidos por los países firmantes son fabricados o producidos en China o paraísos
fiscales y laborales, donde es imposible seguir la trazabilidad de los mismos.
Los sátrapas hedonistas que nos gobiernan, son sujetos
sin alma y sin resquemor, son la corrupción qué nadie ubica (abstractos), por la incomprensible
actitud de gobernar para destruir su propia tierra y su propia gente.
Jorge Enrique
Moncada Angel
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