Voto Lechona, Voto Tamal y Voto De Opinión

#VotoLechona #VotoTamal y #VotoDeOpinión

Profundizando en origen de corrupción política, nos centramos puntualmente, en las primeras puntadas de candidatos a la Alcaldía de Cartago. Le apostaron todo a captar el Voto Lechona y Voto Tamal, dos tipos de votos que merecen un manejo logístico bastante amplio, con inversión de muchos recursos y recolección de firmas,  aunque muy similares es su significado expresionista, se debe diferenciar el uno del otro para darle gusto paliativo a su captación.

El voto lechona, se consigue en un nicho específico, pobreza, necesidad y hambre, es un voto arrancado con las más siniestras estrategias electorales,  una de ellas, es el ESTUPRO ELECTORAL, un  acto de obtener con engaños, dádivas y promesas; el favor electoral de una comunidad, para después hacerla sentir culpable de su suerte, al no compensarla por el  favor del voto entregado, negándole todos sus requerimientos a priori; terminando  amenazada, por el atrevimiento de reclamar las promesas incumplidas a posteriori. 

Muy al contrario, el  voto Tamal,  tiene origen en estratos altos, son los llamados "paracaidistas"  u asesores políticos;  que aterrizan en todas las elecciones, cambiando de gusto y sabor; es un voto que se gana negociando favores, que se desprenden del voto Lechona; puestos, presupuestos y mermelada, son el sufragio de los actores tangibles de la campaña, que buscan la recompensa de contar en las urnas, la mayor cantidad de comicios posibles,  para ser co-artífices de la victoria democrática,  para su propio beneficio. 

Esté voto, tiene la característica de jugar en la línea del azar, insoladas, trasnochos y presupuesto personal gastado en campaña, puede terminar compensado, con tiempo completo, 1/2 tiempo o un gracias...”Mi...Le pague". Por eso, el triunfo debe ser asegurado,

 -cómo sea- para tener la oportunidad de aterrizar en la próxima contienda, con excelente reputación.

Faltando un 33 % del total electoral, podemos decir,  que el candidato, que conquiste estos dos conceptos democráticos, Voto Lechona y Voto Tamal,  sumaria el  66%  del cociente necesario para asegurar la victoria.

No le sería útil el Voto de Opinión, un conglomerado de pobres acomodados,  clase media conservadora de valores, no permeados por la corrupción política, no indignados por ser consientes testigos del alud de la pernicia, sobrevivientes por suerte, con la única arma de tener el discernimiento bien fundamentado.

Por consiguiente, el Voto de Opinión, no tiene precio, no cambia de color ni sabor, es simplemente eso, un voto de opinión. 

Jorge Enrique Moncada Angel